Cartas

«Hemos cerrado el ejercicio 2022 con  un balance positivo, tanto en ratios de  solvencia como en indicadores de gestión»

Jaime

Aguirre de Cárcer y Moreno

PRESIDENTE

Cartas

«Hemos cerrado el ejercicio 2022 con  un balance positivo, tanto en ratios de  solvencia como en indicadores de gestión»

Jaime

Aguirre de Cárcer y Moreno

PRESIDENTE

Quisiera empezar esta carta con unas palabras de agradecimiento sincero y profundo hacia la figura de mi predecesor, don Juan Echevarría Puig, presidente de Mutua Universal entre 2004 y 2022, ejercicio este último, plasmado en este ‘‘Informe de Gestión y Memoria de Sostenibilidad 2022’’, que indudablemente atañe a su mandato. Persona honesta y trabajador incansable, dotado de una gran sensibilidad para los problemas humanos y siempre abierto al diálogo, los que hemos tenido la oportunidad de compartir tiempo con él hemos podido disfrutar de una fuente de sapiencia extraordinaria.

Durante sus 18 años en la Presidencia de Mutua Universal, Juan Echevarría se ha entregado personal y profesionalmente a la Entidad, poniendo todo su importante bagaje personal y profesional al servicio de la mutua de manera brillante. Gran parte de los avances y logros que han impulsado a Mutua Universal hasta lo que es hoy han sido gracias a su esfuerzo, dedicación y perseverancia. De igual manera, sus dotes de liderazgo, fuerte y riguroso, han permitido llevar a la Entidad a los niveles de gobernanza actuales. Por todo ello, desde la posibilidad que me ofrece esta carta, reitero mi reconocimiento y admiración.

En segundo lugar, deseo agradecer a la Junta Directiva de Mutua Universal que haya tenido a bien depositar su confianza en mi persona para continuar con la labor de presidir la Entidad, a cuya Junta pertenezco desde 2011, más de 12 años en los que he podido comprobar la evolución, el buen hacer y la responsabilidad de la organización.

Encaro este compromiso con ilusión, visión de futuro y responsabilidad. Orgulloso de representar a Mutua Universal en cualquiera que sea el ámbito requerido. En mi afán, siempre estará conservar lo que se ha construido durante la presidencia de Juan Echevarría, un legado que me anima y me reta. Que me obliga a mirar al futuro –como él siempre ha hecho– con ilusión y exigencia, garantizando la mejora continua de la actividad y un control firme a través del fomento de acciones y proyectos dirigidos al comportamiento ético y responsable y al buen gobierno corporativo, en aras de la máxima transparencia en la gestión.

Resumir 2022 en unas pocas líneas es extremadamente difícil. El año ha transcurrido entre el optimismo por superar lo más duro de una pandemia global, con la consecuente esperanza del inicio de una recuperación económica, y la incertidumbre geopolítica por el inicio de la guerra en Ucrania y sus devastadoras consecuencias humanas y económicas, igualmente globales. Ha sido el año de la crisis energética europea, la más grave desde los años setenta del siglo pasado, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); de los cuellos de botella en la cadena de suministros, y de la persistencia al alza en el crecimiento de los precios de consumo, que ha llevado a un endurecimiento de las políticas monetarias a escala internacional y a unos niveles de inflación que obstaculizan el crecimiento de los países e incrementan los costes de producción de las empresas.

La economía española, como la mayoría del resto de países europeos, respondió a este convulso escenario mundial con un tímido crecimiento durante el primer y segundo trimestre del año, empujado por el fin de las restricciones y el retorno del turismo tras la pandemia, y con una desaceleración brusca a partir de la segunda mitad del ejercicio debido al impacto del aumento de precios y la inflación. Para muestra el PIB, que pasó de crecer un 2,2% entre abril y junio a situarse en un 0,2% entre julio y septiembre. O la tasa de desempleo, que continúa rozando el 13%, una de las más altas de la eurozona, pese a que la ocupación a cierre de 2022 se elevó a niveles anteriores a que explotara la burbuja inmobiliaria en 2008.

ESCENARIO ACTUAL

A pesar de todo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la economía estatal creció un 5,5% en 2022, sostenida por el consumo y el sector exterior, aunque sin recuperar el volumen de antes de que nos sorprendiera la epidemia. España fue también el país de la eurozona que vivió una mayor bajada de la inflación a cierre de año, pese a que la inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos, subió dos décimas hasta un récord del 5,2%.  Sea como fuere, una situación levemente mejor de la que cabía esperar vista la evolución del año.

En medio de esta incertidumbre, con una clara desaceleración pero algunos indicios esperanzadores, la Seguridad Social –ente con el que colaboramos y del que dependemos– hace ya muchos meses que sufre una deuda disparada por encima de los 100.000 millones de euros. Con la hucha de las pensiones tiritando, a la espera de comprobar cómo le sienta el aporte proporcionado por la subida de cotizaciones sociales del nuevo Mecanismo de Equidad Intergeneracional aprobado justo antes de acabar el año, una medida que afecta de forma directa a los salarios y al coste que afrontan las empresas por sus personas trabajadoras.

Y en el horizonte más cercano, un adelanto de elecciones generales al 23 de julio, convocadas un día después  de las elecciones del 28-M, en las que los socialistas han sufrido una dura derrota en las urnas al perder las municipales frente al PP y ceder buena parte de las comunidades autónomas en las que gobernaba. Una convocatoria de elecciones que ha frenado más de 60 leyes en el Parlamento, entre las que estaban la modificación de la Ley de Seguridad Nacional, el último paquete de la reforma de las pensiones, otra de mejoras a las personas empleadas del hogar, la de las cotizaciones de las personas trabajadoras autónomas, la que proponía la creación tras la covid de una Agencia Estatal de Salud Pública o la que quería ampliar los permisos de maternidad y paternidad, entre otras.

En este contexto, las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social, encargadas de proteger las contingencias laborales de más de 1,4 millones de empresas, lo que supone una cuota de mercado del 98,7% respecto al total del sistema; de más de 18 millones de personas trabajadoras por cuenta ajena, el 97,2% del total del sistema; y de más de 3,2 millones de personas trabajadoras por cuenta propia adheridas.

Un sector, estrechamente ligado a los cambios legislativos y a los vaivenes de la economía, que empezó el año con la desaparición de una entidad, que lo acaba con resultado positivo gracias a financiaciones adicionales, y que vive desde hace demasiado tiempo lastrado por la altísima tasa de absentismo laboral derivado de la incapacidad temporal por contingencia común. Una contingencia todavía infravalorada por la Administración, con unos coeficientes relativos a la fracción de cuota que perciben las mutuas para hacer frente al pago de la prestación económica consiguiente todavía insuficientes a la vista del volumen de absentismo. Y ello continúa poniendo al sector en una situación límite y sin margen de maniobra, pese a los ofrecimientos del mutualismo para ayudar a agilizar la recuperación de las personas trabajadoras también en este ámbito, cobertura que ya asumimos en las bajas médicas por accidente de trabajo.

El absentismo laboral es hoy un problema global en España que afecta directamente a la salud de las personas, a la productividad y competitividad de las empresas y a la sostenibilidad del sistema de Seguridad Social y del estado del bienestar. Un rompecabezas al que solo se puede hacer frente desde la reformulación de la efectiva colaboración público-privada que mantenemos las mutuas colaboradoras y la Seguridad Social.

En lo que respecta a Mutua Universal, ámbito de nuestra actuación, hemos cerrado el ejercicio 2022 con un balance positivo, tanto en lo que se refiere a las ratios de solvencia como a los indicadores de gestión. Con un resultado positivo a distribuir de 56,75 millones de euros y una Reserva de Estabilización de Contingencias Profesionales dotadas al máximo, muestra de nuestro buen hacer y perseverancia. Con un incremento de las empresas asociadas, que a cierre de año son 157.985, y de las personas trabajadoras protegidas y adheridas (1.638.363), así como de la recaudación por cotizaciones sociales.

Este desempeño, regido por la unidad de propósito, está guiado por el interés social, entendido como la consecución de una actividad sostenible a largo plazo, con respecto de las leyes y reglamentos, y un comportamiento basado en la buena fe, la ética y el respeto a los usos y a las buenas prácticas. Conciliando el interés social con los legítimos intereses de nuestros grupos de interés y con el debido impacto positivo de nuestras actividades en la sociedad y en el medio ambiente.

ORGANIZACIÓN ÁGIL Y MODERNA

Así, afrontamos el futuro con la confianza que nos otorga la viabilidad económica y la convicción de una entidad solvente capaz de gestionar eficaz y eficientemente los servicios que tenemos legalmente atribuidos –y que van aumentando con el paso del tiempo– como colaboradora esencial en la sostenibilidad del sistema, al que contribuimos desde la protección de la salud de las personas trabajadoras, el fomento de la cultura preventiva, el apoyo socio-laboral y el pago de las prestaciones.

Desde aquí, agradecer a todas las empresas asociadas, personas trabajadoras protegidas y adheridas y asesorías colaboradoras que han confiado en nuestra labor.

Asimismo, quiero hacer extensivo mi agradecimiento a toda la plantilla de Mutua Universal, verdadero motor de la Entidad. Vuestro esfuerzo y profesionalidad hacen de ésta una organización ágil y moderna capaz de adaptarse y anticiparse a las necesidades de nuestros diferentes grupos de interés, desafío que encaráis con el sustento de una estructura organizativa adecuada y unas líneas estratégicas claras y con visión a largo plazo. Solo así se pueden asumir los retos que el futuro presenta. Mi gratitud también al director gerente, Juan Güell, un referente en el sector, por el impulso y la visión de futuro que siempre demuestra. A la Junta Directiva, que dedica la máxima atención y medios al adecuado gobierno de la Entidad. A la Comisión de Control y Seguimiento, la Comisión de Prestaciones Especiales y el Comité de Auditoría y Cumplimiento por su indispensable labor. Al presidente y director gerente de AMAT. Y evidentemente a la Administración Pública con la que tan estrechamente colaboramos.

Muchas gracias.